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Monólogo de un hombre cualquiera





Por Armando Maronese   *
 
¡Qué tiempos aquellos! Quiero reivindicar en este monólogo las épocas gloriosas de nuestros padres, donde no se daban tantas explicaciones por las cosas ¿Te acordás?
 
Que tu papá te decía y vos decías "¿Y por qué tengo que hacer esto?" Y él te decía "¡Porque sí! y "¿Por qué no puedo hacer eso?" y te decía "¡Porque no!"
 
El por qué, sí y el por qué no eran las síntesis de un tipo que tenía autoridad, que tenía huevos, como ahora nosotros no, padres degradados, que damos tantas explicaciones para decir las cosas a nuestros hijos.
 
El otro día mi hijo me dice:
- Papá ¿Puedo asdk niw ehk weihf...ersuit? Que significa: Papá ¿Puedo ir a ver a la Bersuit? Porque viste que ahora hablan así los adolescentes, como no leen, emiten sonidos guturales...
 
Y le digo:
- No – y me dice:
- ¿Por qué no puedo?
Y le digo
- "porque... bueno, porque no tengo plata";
Y me dice:
- Bueno, agarro de mis ahorros.
Y le digo:
- No, porque tus ahorros son de mi sueldo.
Y me dice:
- "Y bueno ¿No me dijiste que cuando te mueras todo iba a quedar para mí? Empezá a enfermarte, hijo de puta... Así me trata.
 
¿Ahora se ha mal democratizado todo viste? Ahora se hacen reuniones para discutir un montón de boludeces que antes se decidían de un plumazo y ni te preguntaban.
 
Ahora con mi mujer y con mis hijos nos juntamos como 4 tarados, para decidir a que colegio van a ir, adonde nos vamos de vacaciones. Nos vamos en diciembre y en septiembre se decide adonde nos vamos, estamos ahí y parece una interna peronista. Y yo llego con los catálogos y mi mujer me agarra y me dice:
 
- "¿Sabes qué pasa? Que vamos a tener que llevar a algunos amigos de los chicos, porque los nenes están en edad de que se aburren con sus padres". Y claro, yo tengo que llevarlos en un camión jaula con 70 chicos para que mis hijos no se aburran en mis vacaciones.
 
Aparte, si nos vamos 14 días nos tenemos que volver antes, porque mis hijos se llevaron como 28 materias y tienen que estudiar. Y mi mujer que me dice - "¡A mí no me vas a llevar en carpa como una indígena!".
 
¡Tanto quilombo para irse de vacaciones! Antes mi viejo nos decía:
- "Nos vamos todos de vacaciones de verano ¿Les gusta?
 
Y nosotros:
- ¡Si Papá! Decíamos y él decía - "Nos tocó en julio en Mar del Plata", porque cuando te tocaba te tocaba, por el sindicato de Luz y Fuerza.
 
¿Sabés lo que era julio en Mar del Plata? La gente andaba con trineo y yo con las ojotitas y la palita y la mallita, me metía en el mar y tenía 13 años. La tenía chiquita, y cuando me metía se me hacía más chiquitita, los testículos se me ponían como ovarios del frío, y mi viejo que nos veía haciendo castillitos de arena nos decía:
 
- "¿Que hacen boludeando acá? ¡Vayan al mar y disfruten de las olas!" Nos decía el hijo de puta. Y él desde la orilla gritaba:
- "¿Que tal la están pasando?"
Y nosotros:
- ¡Bi-bien, papá!
- ¡Ah bueno! Disfruten porque hay gente que no tiene ni para comer y a ustedes les tocó Mar del Plata ¿Qué más quieren? ¿O se cree que a la plata la cagan los perros?
 
Escuchen una cosa: el año que viene yo voy a cumplir 25 años de casado y ustedes se preguntarán: ¿Y? (la gente pregunta ¿Y?), bien. Hace tiempo que no voy al psicólogo así que voy a contarlo todo a ustedes.
 
Yo voy a cumplir 25 años de casado y ¿Saben por qué me casé? Para tener dos hijos maravillosos y una esposa que no lo es tanto. Pero sobre todo para parecerme a mi viejo. Él era un cacique, no decía nada, la autoridad la tenía en los ojos.
 
Siempre venía a casa con cara de culo por las dudas y me decía: si querés demostrar autoridad vení siempre con la ofensa floja, sobre todo si venís medio chupete y con una bombacha colgando en la oreja. Siempre vení enojado.
 
Y eso hacía él. Caía medio borracho y antes de que lo abaraje mi vieja en la puerta, él decía:
- "¿Qué mirás con esa cara?"
Y ella le decía con la cabeza agachada.
-  "No Emilio, deben ser ideas tuyas".
 
Yo la otra vez vine de una despedida de soltero y le digo a mi mujer:
- ¿Que me mirás con esa cara? Y luego me tuvieron que hacer 17 puntos en la cabeza; agarró una foca de cerámica de Mundo Marino y me golpeó con ella.
 
En serio, mi viejo era un grande. Miren, llegaba a casa a las 9 de la noche y ¿Saben a qué hora salía? Porque él trabajaba en la Municipalidad: a las 2 de la tarde. ¡Siete horas boludeando con los amigos! Tomando un trago o jugando a las bochas. Y vos te crees que mi vieja se le iba a ocurrir preguntar: ¿Dónde estuviste Emilio?
 
No, mi viejo le pegaba unos tiros con la 45 en las piernas, para que se calle y llegaba y ni saludaba, decía:
- ¿Qué hay de comer?
 
Porque antes las mujeres desde las 6 de la tarde ya hacían de comer y hacían comidas compuestas, elaboradas. No como ahora que te tiran un bife a la plancha y lo tiran en el plato y si no lo agarrás, viene el perro y se lo come.
 
Él se sentaba a comer cansado de tanto trabajar y se ponía una camiseta blanca con esos pijamas, esos pantalones ferroviarios celestes y con los cordoncitos que uno se le metía en el huequito por donde sale, y mi viejo puteaba y la llamaba a mi vieja que con la aguja de tejer se lo desencajaba y me decía a mí que se lo ate y yo le ataba el nudo. Y a él le colgaban los testículos por esos calzoncillos grandes y para colmo en Santa Fe, porque ahí con tanto calor se le dilataban, y mi viejo tenía más comunicación con los testículos que con nosotros.
 
Y tomaba esos vinos malos que te ponen agresivo. No le importaba nada. Y tomaba eso con un chorro de soda: 90 y 10 decía, asústelo con soda.
 
Y empezaba:
- "¡Cierren la puerta! ¡Bajen la radio! ¡Coma eso! ¡Haga aquello!" Éramos todos vietnamitas.
 
- Si papá, decíamos, y corríamos y hacíamos lo que él quería.
 
Igual que ahora. El otro día le dije a mi mujer:
- Mi amor ¿Me alcanzás la mayonesa?
 
Y me dice:
- ¿Que soy, sierva tuya? ¡Boludo, levantáte vos y agarrala!
 
Mi vieja ponía una fuente con pollo en la mesa y las dos patas eran para mi viejo... ¿Y vos te crees que las comía con culpa? ¡No! Y mi mamá comía la pechuga, mi hermana más chica comía las alitas, la otra el cogote y yo me comía el culo. Pero yo no hacía drama porque decía que esto es un ciclo, y cuando yo sea padre me voy a comer las patas. Ahora, soy padre y me sigo comiendo el culo; las patas las comen mis hijos y se las comen igual que mi viejo, así, sin culpa.
 
¿Qué pasó? ¿En qué fallamos? ¡Algo cambió las cosas! Yo tengo una teoría porque creo que antes tu vieja era socia de tu viejo y ellos se complotaban y nos mandaban a los hijos, pero ahora no, tu esposa es socia de tus hijos; es así, las mujeres no tienen hijos ¡Tienen rehenes!
 
Antes, cuando había algún lío, mis viejos se encerraban en el cuarto y se escuchaba "bzbzzzzbzbzbzbz..." que discutían. Ahora no, mi mujer se encierra con mis hijos y deciden entre los tres y se escucha "bzbzbzbzzzzz". Ella no es socia mía, es socia de mis hijos.
 
Mirá, el día que me muera voy a pedir que me entierren en el shopping, porque es la única forma de que me vaya a visitar seguido mi mujer.
 
Te digo más, antes te portabas mal y te molían a palos. Sí, ahora nos reímos, pero antes te castigaban de lo lindo y cuando te mandabas alguna macana y llegaba mi viejo a las 9 de la noche, mi vieja hacía terrorismo familiar y me llenaba la cabeza con esta frase, que ustedes van a recordar:
 
- "¡Aaah, cuando venga tu padre!... y yo sentía el dolor 9 horas antes de que llegue y mi vieja me decía:
- Andá eligiendo la chancleta con la que te va a dejar el culo morado.
¡Ay!... y venía desde la puerta diciendo:
- ¿Qué hizo?
 
Y la otra le iba diciendo:
- ¡Aaahhh, no sabés! Está insoportable: que se hizo hincha de Boca y come pisingallo y encima mira películas de la Coca Sarli. Porque yo me tocaba mucho cuando era chico, pero me tocaba y no era que: ¡Ahhh…! y es un adolescente, por eso... ¡No! Yo era un profesional de la tocada ¡Eh!
 
Hacía el flautín, la tortuguita, el chispazo... Hasta hace poco me estuve tocando. Yo hacía una que era espectacular en esa época (porque el que es artista es artista para todo). Agarraba las botellas de leche de pico ancho y le metía moscas adentro y le metía miel en la punta, y cuando querían salir las moscas ¡Ahhh...! ¡Convulsiones me agarraban!
 
Un día entre las moscas se metió una avispa ¡Así de grande me lo dejó! Me llevaron al hospital, las enfermeras decían:
 - ¡Eh! ¿Qué es eso? Parece un extraterrestre. Que pito tiene....
 
Y decía mi vieja:
- ¡No! Es mi hijo y es una vergüenza. Y me llevó para casa a patadas en el culo. Y me entró a correr por la casa, que era re-chiquita.
 
Estabas en la puerta, hacías un paso y ya estabas en el patio... y yo me escondía detrás del lavarropas y me decían:
- Pasá, pasá para allá.
- ¡No que vos me vas a pegar!
- No te voy a pegar, pasá que no te hago nada, como decían todos los padres, y me molía a palos con la chancleta en la mano.
 
Te digo: Yo me hago feliz ¿Quién me va a hacer más feliz?... Nadie porque yo me conozco y me quiero más que nadie. Mirá, estoy haciendo yoga y no necesito a nadie más ¿Eh? ¡Y es una amenaza!
 
A mí me encanta dormir la siesta... dirán ¿Y? Yo, bajando un poco, te diría que en mi vida no pido grandes cosas. Desde aquí hasta que el Todopoderoso me lleve, pido pocas cosas a saber: que no me rompan las bolas, que los cuchillos corten (son boludeces eso de que te terminan matando); que si el mosquito me va a picar que no me zumbe, que me pique: ¡Picá si vas a picar hijo de puta! Pero picá y no me rompas las bolas. Que si voy a buscar cubitos a la heladera, que alguien de la familia haya llenado la cubetera que siempre voy y está vacía; que cuando me voy a bañar, parece que mi mujer se complotara con mis hijos y me abren el agua y yo estoy a los gritos ¡El agua, el agua…!
 
Que mi mujer no me use la maquinita de afeitar con la que me afeito. Y ella se afeita bajo los brazos, se hace cavado, se afeita las patas y después cuando la voy a usar yo me arranco un pedazo de cara.
 
Yo quiero ser como las mujeres en ese sentido ¿Viste que ellas tienen 60 shampoo para ellas solas? Todas las marcas, con esperma de ballena, con hemorroides de paloma virgen mezclada con rosa mosqueta y frutos del bosque.
 
¡No sé qué mierda se ponen! ¿Y vos querés usar un poquito? ¡NO! Te dicen, que ese no es el shampoo para todos los días, ¡Uh! Y yo de este lado con Plusbelle de manzana ¿Qué tiene el pelo nuestro? ¿Es de plástico o es del muñeco ecológico?
 
¿Por qué dejan el corpiño y la bombacha colgados arriba de la canilla de la ducha? ¡Díganme! Porque tiene que haber una explicación científica para todo. No, lo hacen así porque sí. Y cuando vos abrís la ducha y se lo mojaste te gritan: ¡No viste que estaba seca! Y le decís: ¿Y si estaba seca porque no la sacaste? ¿O alguna vez viste los calzoncillos míos enroscados arriba de la canilla?
 
¡Y dormir la siesta! A mí me encanta. Un tirano que hubo de presidente y se llamaba Perón, decía que dormir una siesta era como volver a nacer. ¡Y es cierto che!
 
Mi viejo dormía la siesta y se levantaba fresco: dormía 12 horas y era un atado de heno de fresco que estaba. Y yo los domingos después del asado y el postre, llego con lo justo a la cama y me pongo a mirar esos partidos del "Chansea" contra el "Totemhom de Uganda", esos partidos que no le interesan a nadie, y mi mujer se pone unas pantuflas especiales para "martirizarle la siesta al marido". Esas, que hacen: Chaplaf - Chaplaf – Chaplaf, y abre los cajones y me mira, se acerca y dice:
- ¡Chicossss... bajen la tele que papi DUERRRMEEEE!  Y me cae el hilo de sangre del oído.
 
Cuando mi viejo dormía la siesta hacíamos de cuenta que DIOS estaba descansando. En la cuadra no se hablaba, con mi hermana si nos queríamos tirar un pedo, primero teníamos que licuarlo y éramos capaces de defecarnos encima. Pero no hacerle ruido a papá que dormía. Papá era Bush durmiendo.
 
Yo sé que las épocas cambiaron. Antes, tener relaciones era llevarse bien con los primos, nadie usaba casco y debutar sexualmente siempre se hacía con trolas.
 
No era un pecado, era un milagro, y crecíamos con esa cosa del cielo y el infierno, y yo que era monaguillo y era tan boludo que ¿Viste? Que te decían que pecabas con acción y pensamiento, y claro, así no se puede vivir y yo claro, iba al baño y para no pecar no me la tocaba y para no pensar, no me la miraba, pero orinaba la cortina, el piso, las toallas, todo.
 
Y la primera vez que hice el amor fue cuando tenía 13 años y yo creí que ella iba a ser la mujer de mi vida. Tenía 52 años y se llamaba: ¡La gorda Mabel! ¿No es romántico? La Gorda Mabel Tenía 2 senos que eran 2 torcazas dormidas, un cartel que decía "cintura" porque se le había borrado, ya era un Ko-i-nnor.
 
Decía cosas que me volvían loco, y me decía:
- "¡Me vas a matar, caníbal!" Y yo le creía. ¿Yo caníbal? Tenía 13 años. Era un caníbal vegetariano. Y me acuerdo que en la pared de su pieza tenía un póster de Los Fronterizos... ¿Qué heavy no? Y yo enamorado, miraba sus ojos negros y cuando la iba a besar en la boca me decía: 
- No, la boca y el culo son de mi novio.
 
¡Mirá que línea de conducta!
 
Por Armando Maronese
S. 25/7/2020

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