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El olvido de las voces revolucionarias de Mayo y el encierro perpetuo






Opinión   -
Por Miguel Wiñazki   *
 
El presidente Alberto Fernández anunció nuevas medidas de restricción contra el coronavirus. Un virtual regreso a fase 1 por 9 días.
 
“Yo tenía razón”.
 
¿Y si tenías razón y veías todo por anticipado, por qué no resolviste, por qué no trajiste todas las vacunas que prometiste traer, por qué no incrementaste el número de camas de terapia intensiva? ¿Por qué para vos y para los demás lo más relevante es el blindaje jurídico de la Madre Superiora?
 
Eso piensa el ciudadano común en soliloquios desesperados porque nos caemos del leve andamio económico en el que vivimos haciendo equilibrio.


El Primer Magistrado fue contundente en la cadena oficial y se atribuyó a sí mismo la excluyente y correcta visión y solución de éste drama.
 


Ahora, cuando aparentemente ya no queda otro remedio, la burocracia gobernante, rápida para sustraer vacunas ajenas, sacó de la galera la única idea posible: cerrar todo nuevamente.
 
Y seguir prometiendo vacunas.
 
Es verdad, es todo tan terrible que hay que intensificar otra vez la cuarentena. Pero también es verdad que avanzan los cerebros vacíos. Cuando otros desarrollaron la Pfizer, acá decidimos parapetar su ingreso y cerrar y cerrar.
 
Claro, con tan bajos niveles de vacunación y de testeos sólo resultaría posible en estos momentos volver a empezar con esta reiterada “hallazgo” de la soledad por decreto.
 
Pero la inutilidad burocrática no puede quedar impune para siempre. Porque además de burocrática es autoritaria. Porque además de autoritaria es psicopática: la culpa es de ustedes; es el gran mensaje.
 
Dicho sea de paso, habría que conmemorar regularmente la Jornada por la Memoria del Vacunagate.
 
No cabe olvidar nunca semejante barbaridad. Aquí se está jugando con la vida y la muerte. El nivel de ineficiencia se mide por cifras de difuntos.
 
La primera peste que registra documentalmente la historia es la del año 430 a.C. en Atenas. La detalló el historiador griego Tucídides. Describió las escenas del contagio: “Morían hasta los perros que se acercaban a los cadáveres”. El propio Tucídides se contagió pero se sobrepuso y contó lo que veía. Advirtió que quienes se contagiaban y sobrevivían no volvían a caer enfermos.
 
Los atenienses estaban en guerra entonces -como tantas veces- con los espartanos. Los azorados ejércitos de Esparta comprobaron que no era necesario combatir para vencer. Simplemente se alejaron de Atenas. Definieron así el primer cordón sanitario de la historia; alejarse de la peste.
 
Ese fue el primer remedio. Tras los milenios pasados nos distanciamos y nos encerramos una y otra vez. La humanidad avanza pero no tanto.
 
Pero aquí a diferencia de la confrontación Atenas-Esparta, el enemigo es interior. La plaga es vasta y es impía, sin dudas, pero su mejor aliado arraiga en la burocracia imperante que posterga toda resolución amparándose en la cobertura frágil de la reclusión total, que por otra parte pocos probablemente cumplirán a rajatabla, porque ya nos encerramos y el realismo indica que la sociedad no repite al pie de la letra las conductas que fracasaron para resolver la profundidad el drama.
 
El jefe de gabinete consideró que las restricciones son más eficientes que los testeos.
 
Así estamos. Su posición lo indica todo, y todo ocurre en el ojo de un volcán de tensiones álgidas, protestas, desesperaciones y lágrimas de tristeza, contenidas o liberadas.
 
Días pasados un grupo de 20 o 25 personas cortaron las vías del ferrocarril Roca y produjeron una aglomeración insensata y masiva en la estación Constitución. ¿Quiénes fueron los que perpetraron ese piquete que puso en peligro a miles por el coronavirus que busca esparcirse en esas masividades?
 
¿Quién y cómo se tomó la decisión de dejarlos cortar las vías para incrementar las posibilidades del contagio masivo?
 
La Argentina es un país sin respuestas y con demasiadas preguntas. ¿Qué sucederá con las grandes ferias en el conurbano?
 
¿Qué ocurre con los barrios hacinados de la periferia y sin esa vía de salida que son las escuelas? La pasión por controlar no puede asociarse en paralelo con la pasión por resolver sin demagogia. La vigilancia se extrema, la cuarentena se ahonda, la economía se desfonda, las gargantas se anudan en la angustia.
 
Hoy es 22 de mayo.
 
El 22 de mayo de 1810 Juan José Paso y Juan José Castelli elevaron sus voces furibundas y lúcidas abriendo el camino hacia la Revolución que ya llegaba.
 
El eco de aquellas voces, y el eco de las voces de Mariano Moreno, de Manuel Belgrano y de las voces de los demás se vuelven imprescindibles otra vez, tras tanta pasión por la involución y la opresión contra la que aquellos fundadores de la libertad tanto lucharon.
 
Está en juego la vida y la libertad. Y la salud y la enfermedad. No es un tiempo para inútiles de palabrerías destempladas, para ignorantes vanidosos, para burócratas sin ideas.
 
No es un tiempo para el imperio delirante de los caprichos narcisistas, tan lejanos a la tragedia que todos estamos viviendo.
 
Por Miguel Wiñazki
S. 22/05/2021
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